Hay partidos que se denominan “clásicos”, pero sólo algunos –muy pocos– tienen esa categoría. Uno de ellos, sin duda, es el que los residentes y colegiales del Colegio Mayor Peñafiel disputan todos los años contra los internos del Centro Penitenciario “La Moraleja” de Dueñas (Palencia). Una tradición que se ha consolidado a raíz del último duelo, saldado con derrota por 6-2. Tras el pitido final, una idea empezó a revolotear de inmediato en el ambiente: había que volver. Más que por el resultado, que también, por la experiencia. No todos los días se va a la cárcel a echar un partido…

A puerta cerrada, pero con mucho público

Como es lógico, estos encuentros generan una gran expectación entre los propios internos. Un evento así rompe la rutina diaria, con lo que ya sólo este detalle es más que celebrado. La prueba está en la cantidad considerable de público que congregan. Partidos a puerta cerrada, pero con gran afluencia de aficionados. Aficionados que jalean a los suyos y que no dejan pasar la oportunidad de comentar con los rivales las incidencias del juego. Especialmente con el portero.

Con la intención, pues, de resarcirnos, y de pasar un rato con los presos, regresamos a la cárcel de Dueñas el pasado sábado 30 de septiembre. Ya desde el comienzo se vio que la victoria, esta vez, no iba a estar tan fácil para los locales. Bien seguros atrás, y con recambios de sobra y de garantías en el banquillo, bastaron unos pocos minutos para que remontáramos un gol inicial en contra. Los tantos de Asier de espuela, a la salida de un córner, y de Pablo, tras una buena combinación, nos pusieron por delante. Al filo del descanso, sin embargo, un remate de cabeza puso de nuevo las tablas.

Tras la reanudación, el conjunto de casa lo intentó pero la mala puntería unas veces, el buen hacer de cosgui en portería en otras, y un par de balones al palo, impidieron que el marcador se moviese. En definitiva, una nueva oportunidad de visitar a los internos del Centro de Dueñas, haciéndoles compañía a través del deporte.